ECONOMÍA, EMPRESA Y DERECHO – REFLEJOS E IMPACTOS
Tributación de los más ricos: un análisis complementario al G20
Comentarios sobre sus implicaciones sociales y económicas: efectos sobre el hambre, la desigualdad social y la sostenibilidad económica
Resumen
En este artículo, pretendemos analizar los efectos de gravar a los más ricos, considerando tanto los beneficios potenciales para reducir la desigualdad y financiar políticas sociales, como los retos económicos asociados a este enfoque. Utilizando datos estadísticos y bibliografía pertinente, se debatirá la relación coste-beneficio de esta política, haciendo hincapié en la necesidad de equilibrar la justicia social y la sostenibilidad económica. ¿Cuáles serían realmente los beneficios de gravar a los más ricos en términos de lucha contra el hambre, la pobreza y la desigualdad? ¿Es relevante la relación coste-beneficio? Estas son dos preguntas que impregnan este artículo en la búsqueda de soluciones que tengan en cuenta las posibles repercusiones económicas negativas de gravar a los súper ricos. Así pues, el objetivo de este artículo es debatir los beneficios y los retos de gravar a los más ricos, basándose en datos empíricos y teóricos.
1 Introducción
En el momento actual, especialmente debido a la polarización política que existe en Brasil, es muy difícil, por no decir casi imposible, que las cuestiones relevantes se traten con la racionalidad necesaria. En la Cumbre Social del G20, vimos a Márcio Macêdo, ministro jefe de la Secretaría General de la Presidencia de la República, abogar por gravar a los llamados «millonarios» para resolver los problemas de la pobreza, el hambre, el medio ambiente y la desigualdad global.
Publicada el lunes por la noche, la declaración final de la cumbre del G20 cita los impuestos a los superricos como forma de reducir la desigualdad en el mundo: «La fiscalidad progresiva es una de las principales herramientas para reducir las desigualdades internas y reforzar la sostenibilidad».[1]
Gravar a los más ricos ha sido un tema central en los debates sobre cómo combatir la desigualdad social, el hambre en el mundo y los retos medioambientales. Aunque la idea de aumentar la presión fiscal sobre los más ricos es vista por muchos como una solución para financiar políticas públicas esenciales, algunos sostienen que esto podría tener efectos adversos sobre el crecimiento económico, la innovación y la competitividad global.
De hecho, existen dudas sobre las repercusiones económicas de este planteamiento. Los críticos sostienen que unos impuestos más altos para los más ricos podrían desincentivar la inversión, la innovación y la creación de empleo, lo que podría perjudicar al crecimiento económico. Además, existe el riesgo de fuga de capitales, es decir, que particulares y empresas transfieran sus activos a países con sistemas fiscales más favorables, lo que puede reducir la recaudación fiscal y disminuir la capacidad del país para financiar políticas públicas.
La desigualdad social, la pobreza y los problemas medioambientales son cuestiones interconectadas que afectan a millones de personas en todo el mundo. La concentración de la riqueza en manos de una pequeña élite mundial se ha identificado como una de las principales causas de estos problemas. En respuesta, muchos abogan por una fiscalidad progresiva de los más ricos como medio para financiar políticas públicas que puedan combatir el hambre, promover la sostenibilidad y reducir la desigualdad social. Sin embargo, esta propuesta no está exenta de críticas, que apuntan a posibles efectos negativos sobre el crecimiento económico y la competitividad internacional.
2 Desigualdad social y pobreza mundial
Según el Banco Mundial (2018), alrededor del 10% de la población mundial vive con menos de 1,90 dólares al día, y corroborando este dato, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) (2019) estima que 690 millones de personas en el mundo pasan hambre. La desigualdad de ingresos, que ha aumentado en las últimas décadas, es una de las principales causas de esta realidad. Piketty (2014), en su libro El capital en el siglo XXI, sostiene que la creciente concentración de la riqueza en manos de unos pocos individuos ha contribuido a aumentar la desigualdad social, lo que dificulta la aplicación de políticas públicas eficaces para combatir la pobreza. Gravar a los más ricos sería, por tanto, una forma de redistribuir recursos y financiar programas esenciales como la sanidad, la educación y la seguridad alimentaria.
3 Hambre y desigualdad social: el papel de la fiscalidad
La relación entre fiscalidad y desigualdad social no es sencilla. Aunque la fiscalidad progresiva tiene el potencial de generar importantes recursos para programas de lucha contra la pobreza y el hambre, es necesario analizar detenidamente sus repercusiones económicas. La idea de que los más ricos deberían pagar más impuestos para financiar la reducción de la desigualdad y el hambre está respaldada por estudios que sugieren que la redistribución de los recursos puede promover una mayor equidad social. Los datos del Oxford Committee for Famine – Oxfam (2018) indican que, mientras que el 1 % más rico posee más del 40 % de la riqueza mundial, alrededor del 26 % de la población mundial vive con menos de 3,10 dólares al día. Esto refleja la concentración de riqueza que contribuye a perpetuar la desigualdad.
4 Impactos económicos de una fiscalidad elevada: inversión y crecimiento económico
Los detractores de una mayor tributación de los más ricos argumentan que esto puede perjudicar el crecimiento económico y la creación de empleo. Según Stiglitz (2013), la elevada presión fiscal sobre los más ricos puede reducir los incentivos a la inversión y la innovación, ámbitos cruciales para el crecimiento en una economía moderna. Además, la posible evasión fiscal y la fuga de capitales a países con regímenes fiscales más favorables son riesgos reales, como ilustran los escándalos de los Papeles de Panamá y los Paradise Papers, que muestran cómo particulares y empresas mueven grandes sumas a paraísos fiscales.
5 Fuga de capitales y retos para la recaudación fiscal
La transferencia de activos a países con impuestos más bajos puede poner en peligro la recaudación fiscal de los países que adoptan una fiscalidad más elevada. La globalización y la movilidad del capital facilitan que los más ricos eviten pagar impuestos en sus jurisdicciones de origen. Los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos – OCDE (2019) indican que las grandes empresas y las personas con altos ingresos suelen utilizar estrategias de planificación fiscal internacional para minimizar su carga tributaria, lo que reduce la base imponible y socava la capacidad del gobierno para financiar programas sociales y medioambientales.
6 El papel de la fiscalidad en la sostenibilidad medioambiental
Además de la cuestión económica, gravar a los más ricos también puede considerarse una solución para financiar iniciativas medioambientales. La crisis climática es un problema imperioso que afecta sobre todo a las poblaciones más vulnerables. Las inversiones en energías renovables, conservación del medio ambiente y mitigación del cambio climático requieren una financiación importante, que puede obtenerse mediante una mayor fiscalidad de los más ricos. Según el Informe sobre Desarrollo Humano de la ONU (2019), las inversiones en sostenibilidad son cruciales para garantizar que los más pobres no sean los más afectados por la degradación medioambiental.
7 Beneficios potenciales de gravar a los más ricos para luchar contra el hambre, la pobreza y la desigualdad y proteger el medio ambiente
El debate sobre gravar a los más ricos en el contexto de la reducción del hambre, la desigualdad, la pobreza global y la defensa del medio ambiente debe analizarse desde una perspectiva más amplia, teniendo en cuenta los efectos directos e indirectos de tales políticas, así como las alternativas para financiar estas causas. Veamos más de cerca los beneficios potenciales de este enfoque.
- Recaudación para programas sociales: la principal ventaja de gravar a los más ricos sería generar una importante fuente de fondos para financiar políticas públicas esenciales. Los ingresos fiscales podrían destinarse a programas de lucha contra el hambre y la pobreza, así como a servicios esenciales como la sanidad y la educación, fundamentales para reducir las desigualdades estructurales.
Ejemplo: La utilización de recursos procedentes de la fiscalidad progresiva podría permitir poner en marcha programas de distribución de alimentos, subvenciones a la agricultura familiar o apoyo a las comunidades más vulnerables. En Brasil, por ejemplo, políticas como Bolsa Família han sido eficaces para reducir la pobreza. Por lo tanto, un aumento de la recaudación fiscal podría ampliar estos programas.
- Redistribución de la riqueza: la fiscalidad progresiva de los más ricos puede ayudar a reducir la disparidad de ingresos transfiriendo recursos de los más ricos a los más vulnerables. La redistribución puede promover una mayor equidad social, especialmente si los recursos se destinan a inversiones en infraestructuras, educación y sanidad, creando oportunidades de crecimiento económico para la población más pobre.
Ejemplo: La implantación de un impuesto sobre las grandes fortunas podría canalizarse hacia programas de educación y formación profesional, dando a los pobres las herramientas para mejorar su calidad de vida a largo plazo.
- Fomento de la inclusión social y el bienestar: una mayor imposición de los más ricos podría considerarse una forma de promover la solidaridad social. Las políticas públicas que proporciona la recaudación de impuestos pueden aumentar la confianza en las instituciones gubernamentales y mejorar la cohesión social al reducir las disparidades económicas y garantizar una red de seguridad social más amplia.
- Inversiones en sostenibilidad y medio ambiente: gravar a los más ricos también podría generar financiación para políticas medioambientales, como la transición a una economía verde, las energías renovables y la conservación de los recursos naturales. Estas inversiones podrían beneficiar a las poblaciones más pobres, las más vulnerables a los efectos del cambio climático y la degradación del medio ambiente.
8 Retos y posibles costes económicos
- Riesgo de desincentivar el crecimiento económico: como ya se ha comentado, subir los impuestos a los más ricos podría provocar una reducción de la inversión y la innovación, ya que podrían disminuir los incentivos financieros para los grandes inversores. El impacto potencial sobre el crecimiento económico podría traducirse en una menor creación de empleo y una menor productividad, lo que, paradójicamente, podría afectar negativamente a los ingresos de las clases más bajas a largo plazo.
- Fuga de capitales: una fiscalidad más elevada puede incitar a particulares y empresas a transferir sus activos a países con regímenes fiscales más favorables, lo que puede reducir los ingresos fiscales del país y perjudicar la capacidad del gobierno para financiar políticas sociales. La movilidad global del capital significa que se perdería parte de los recursos que podrían destinarse a financiar políticas públicas.
- Efectos sobre la competitividad internacional: los países que aumentan la fiscalidad de los más ricos pueden perder competitividad económica, sobre todo si las empresas o los particulares con altos ingresos huyen. Esto puede reducir la capacidad del país para generar empleos de alta calidad y atraer inversión extranjera, poniendo en peligro el crecimiento económico a largo plazo.
- Problemas de implantación efectiva: aunque los ingresos adicionales se destinen a políticas de lucha contra el hambre y la desigualdad, el impacto real depende de cómo se asignen y gestionen estos recursos. En muchos casos, la mala gestión pública o la corrupción pueden reducir la eficacia de los programas sociales, limitando su impacto positivo en la reducción de la desigualdad.
9 Alternativas y consideraciones coste-beneficio
Aunque gravar a los más ricos tiene un gran potencial para financiar programas sociales y medioambientales, los costes económicos y los riesgos de fuga de capitales son realidades que no pueden ignorarse. Un enfoque más equilibrado podría implicar:
- mejora de la eficacia fiscal y lucha contra la evasión fiscal: aumentar la transparencia del sistema fiscal y garantizar que las grandes empresas y los más ricos paguen lo que les corresponde sin recurrir a la evasión fiscal sería una forma de aumentar los ingresos sin poner en peligro el crecimiento económico;
- impuestos específicos para fondos medioambientales: en lugar de un aumento generalizado de la fiscalidad, es posible aplicar impuestos específicos para financiar soluciones medioambientales o luchar contra el cambio climático, garantizando que los recursos recaudados se utilicen de forma selectiva y eficaz;
- desarrollo de políticas de inclusión sin aumentar excesivamente los impuestos: hay otras formas de reducir la desigualdad y promover el bienestar social, como aumentar la oferta de servicios públicos de calidad (sanidad, educación e infraestructuras), que pueden financiarse de forma más eficiente sin gravar en exceso a los más ricos.
Conclusión
Gravar a los más ricos tiene un importante papel que desempeñar en la financiación de las políticas públicas y en la reducción de las desigualdades sociales y medioambientales. Sin embargo, los beneficios de este enfoque deben sopesarse cuidadosamente frente a las posibles repercusiones económicas, como desincentivar la inversión, la innovación y la creación de empleo, así como el riesgo de fuga de capitales. La relación coste-beneficio de una mayor fiscalidad de los más ricos no es sencilla y requiere un análisis cuidadoso de las alternativas, como mejorar la eficiencia del sistema tributario y combatir la evasión fiscal, así como garantizar que los recursos recaudados se utilicen eficazmente para alcanzar objetivos sociales y medioambientales.
Imponer impuestos a los más ricos tiene el potencial de generar importantes recursos para combatir el hambre, la pobreza y la desigualdad social, así como para financiar iniciativas medioambientales esenciales. Sin embargo, es necesario evaluar detenidamente las repercusiones económicas de este enfoque, como los efectos sobre el crecimiento económico, la innovación y la competitividad internacional. La relación coste-beneficio de una mayor fiscalidad para los más ricos debe analizarse a la luz de las posibles consecuencias. Por lo tanto, una reforma fiscal bien planificada y equilibrada es esencial para garantizar que se maximizan los beneficios de una fiscalidad progresiva, sin comprometer el dinamismo económico necesario para un crecimiento sostenible.
Referencias
BANCO MUNDIAL. Poverty and shared prosperity 2018: Piecing together the poverty puzzle. Washington, DC: World Bank, 2018.
FAO. The state of food security and nutrition in the world 2019. Rome: Food and Agriculture Organization of the United Nations, 2019.
MARTINS, Ronaldo Corrêa. Reflexos e impactos tributação dos mais ricos: Uma análise abrangente (Reflejos e impactos de gravar a los más ricos: un análisis exhaustivo). Migalhas, 24 nov. 2024. Disponible en: https://www.migalhas.com.br/depeso/405555/reflexos-e-impactos-tributacao-dos-mais-ricos-uma-analise-abrangente
OCDE. Tax avoidance and base erosion: A global challenge. Paris: Organisation for Economic Co-operation and Development, 2019.
ONU. Informe sobre desarrollo humano 2019. Nova York: United Nations Development Programme, 2019.
OXFAM. Time to care: Unpaid and underpaid care work and the global inequality crisis. Oxford: Oxfam International, 2018.
PIKETTY, Thomas. O capital no século XXI. Tradução de Sergio Tellaroli. São Paulo: Intrínseca, 2014.
STIGLITZ, Joseph E. O preço da desigualdade. São Paulo: Bertrand, 2013.
[1] https://www.cartacapital.com.br/politica/leia-a-integra-da-declaracao-final-do-g20/